Madaba, interesting tourist sites Jordan, St. George church

La ciudad del mosaico

Se cree que la laberíntica parte moderna de Madaba, situada a unos 30 km al sur de Ammán, fue habitada ya en la Antigüedad, ocupándose el montículo que sobresale sobre las fértiles llanuras del lugar.

Aparece en la Biblia bajo el nombre de Medeba, según Moisés y el Éxodo (Num. 21:30; Josué 13:9). Madaba era una población moabita, cercana a la frontera con Ammón, el cual, siempre que la ciudad era conquistada por los Amoritas o los Israelitas, intentaba, por su parte, anexionarla a sus dominios. Conforma una de las diversas ciudades que se mencionan en la Estela de Mesha, o piedra moabita, donde quedaron grabados los logros de Mesha, Rey de Moab, a mediados del siglo IX a.C. Se habla de la reconquista de Mabada, entre otros, a manos de los Israelíes y su reconstrucción. Seguidamente, Madaba pasó a formar parte del Reino nabateo; a partir del año 106 d.C., se anexionó al dominio romano. Fue una próspera población de la provincia de Araba, decorada con hermosas edificaciones, templos y calles con columnas.

El Cristianismo arraigó hasta tal punto en Madaba que se convirtió en una sede episcopal. El obispo de Madaba participó en el Concilio Ecuménico de Calcedonia en 451. Durante este periodo, y en participar en el siglo VI, Madaba constituía el núcleo de la Escuela de Mosaicos que dio cuenta de un gran número de mosaicos, replegados en iglesias y edificaciones públicas y privadas. Aunque los diseños provenían de Constantinopla, la calidad de la ejecución de los mosaicos de la zona era una habilidad de los artesanos de Madaba.

El periodo de mayor auge vino de la mano de los Omeyas, durante el cual los cristianos prosiguieron con sus cultos en las iglesias. Tras el terremoto del 749 y la derrota de los Omeyas en el año posterior, la ciudad experimentó su momento de declive. A partir del periodo mameluco, la ciudad permaneció inhabitada durante muchos siglos. Varios viajeros europeos del siglo XIX la describieron como un campo de ruinas, rodeado de llanuras fértiles parcialmente cultivadas por beduinos de la tribu de Bani Sakhr.

Y así permaneció hasta 1881, año en que tres tribus cristianas se asentaron entre las ruinas procedentes de Karak, tras la controversia surgida con otras tribus de la zona. Los cultivos que plantaron en las tierras de labranza de los alrededores acarrearon, inevitablemente, tensiones con los Bani Sakhr, que querían una parte de los cultivos. Gracias al apoyo de la Iglesia Ortodoxa Griega y la Católica, así como al de las autoridades otomanas y, en la mayoría de los casos, compensaciones a los beduinos, los cristianos pronto pudieron cultivar trigo y cebada, sacar a pastar sus rebaños de ovejas y cabras, y vivir en paz con sus nuevos vecinos. La población actual es una mezcla de cristianos y musulmanes.

Fueron estos cristianos de 1881 los que, mientras construían una nueva ciudad entre las ruinas, encontraron mosaicos enterrados bajo los escombros e integraron muchos de ellos en sus nuevos hogares e iglesias. El más famoso es el singular mapa de Tierra Santa, ubicado en la Iglesia Ortodoxa Griega de San Jorge del que, en la actualidad, se conserva una parte.