Jerash, Roman city, interesting tourist sites Jordan

La ciudad Romana

Jerash, una de las ciudades provincianas de origen romano mejores conservadas del mundo, se encuentra a unos 45 km al norte de Ammán, en un valle fértil con arroyos por los que no deja de correr el agua. Y es debido a su agua lo que ha permitido los asentamientos humanos, como mínimo, desde el Neolítico; prueba de ello son las distintas piezas de cerámica que se han hallado de la Edad del Bronce y del Hierro en el montículo originario. Recibió primero el nombre de Garshu, de origen semítico.

La Historia atribuye a Alejandro Magno (o quizás a su general, Perdiccas) la nueva instauración de Jerash para asentar a los veteranos macedonios. Sin embargo, parece ser más probable que la realizara el Rey seléucido Antíoco IV (ca. 175- 164 a.C.). En “Antíoco en el río Dorado” (ya que su arroyo apenas se había mencionado), poco resta de la era helenística y la breve ocupación hasmoneos, debido a que la nueva ciudad romana, ahora llamada Gerasa, arrasó con cuanto le precedía. Como parte de la Decápolis, Gerasa experimentó un largo periodo de prosperidad.

En el siglo primero d.C., el nuevo plan urbanístico aprobó la construcción de una calle principal con columnas, la Cardo, al sur de la cual hallamos la insólita pero preciosa Plaza Oval (de hecho, son dos parábolas desiguales unidas por una línea recta). Más arriba, encontramos el mayor teatro de los dos que existen, con una capacidad aproximada para 3000 personas.

Entre ambos teatros, sobre la colina, se ubica el Templo de Zeus, con su versión helenística en la terraza inferior y la reforma que se llevó a cabo a finales del siglo II d.C. Asimismo, en el siglo II, se alargó y ensanchó la Cardo, sustituyendo las columnas jónicas con otras de capitales corintios. Las columnas jónicas se utilizaron en otras partes de la ciudad. Se contruyó también la Decumanus norte y sur, dos cruces de calles. Al oeste de la Cardo, se alzaba un precioso macellum octogonal (mercado) y, justo al sur de la Decumanus norte, un segundo teatro más pequeño u odeón. Posteriormente, se añadieron dos inmensas termas, más hacia el este, cerca de la zona residencial.

El gran Templo de Artemis, todavía elemento dominante en Jarash, se construyó y aumentó, aunque nunca se llegó a completar, entre finales del siglo I y mediados del II, dedicado a la diosa patrona de la ciudad. Hallamos un amplio témenos, al que se accede desde la Cardo a través de un gigantesco puente y una escalinata.

Durante el periodo bizantino, se construyeron numerosas iglesias; la mayoría de ellas, con los propios materiales de las edificaciones romanas. El momento de mayor apogeo ya había concluido, cuando en el año 614 los Persas invadieron la ciudad. Tras la conquista musulmana del 636, bajo el gobierno de los Omeyas, la ciudad se convirtió en un centro regional, bastante conocido por acuñar monedas bajo el nombre del Califa Abd al-Malik bin Marwan (685- 705), decoradas con una mezquita. Tras el terremoto que azotó la zona en el 749 y el traslado del califato a Bagdad, el brillo de la ciudad se apagó.

En 1806, un joven erudito alemán, Ulrich Seetzen, identificó las ruinas como Gerasa; pronto le siguieron una oleada de viajeros procedentes de Occidente. En 1878, los otomanos autorizaron el asentamiento de un grupo de circasianos en la zona. El resultado fue una ciudad que creció dentro de la moderna población al otro lado del valle.